sábado, 1 de octubre de 2011

Otro poema de Marcial

XXXVIII
Si eres honrado, no podrás vivir en Roma

—¿Qué motivo o qué confianza te trae a Roma, Sexto?
¿Qué esperas o qué vienes a buscar aquí? Dímelo.
—Yo trataré causas, me respondes, con más elocuencia
que el propio Cicerón, y no habrá quien me iguale
en los tres foros.
—Han intervenido en causas Atestino y Civis. A los dos
los conocías. Pues bien, ninguno de los dos sacaba para
pagar a la patrona.
—Si por esta parte no hay salida, compondré poemas.
Apenas los oigas, pensarás que son de Virgilio.
—Estás loco. Todos esos que ves ahí con sus mantos
heladores, son Ovidios y Virgilios.
—Frecuentaré los atrios de las grandes casas.
—Esto es solución para tres o cuatro. Todos los demás,
una turba inmensa, se mueren de hambre.
—¿Qué debo hacer? Dímelo, porque tengo decidido
vivir en Roma.
—Si eres bueno, será una casualidad que puedas vivir.

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