miércoles, 11 de enero de 2012

Un poema de los mares del sur

Nave capitana
Es maravillosa la nave de los resplandores que irradia
/tu encuentro
.
Y tú eres la nación más rara del mundo,
donde el reposo y la movilidad son uno, y la gloria
/ y el pecado son uno,
como la tonada del mar para el navegante secreto.
Apenas si reconozco esa región de sueños prohibidos
/ y de terrenos húmedos,
firme y deslizante a un tiempo,
en la selva viviente que me guarda como un caracol
/ celeste,
donde me gusta perderme cada noche.
Sin más brújula que tus labios quemantes
y sin otros mapas de orientación
que el de mis palos de abordo, desnudos
contra todos los vientos de estribor.
En el gran estuario donde se pierde mi floración
/sagrada.

He bautizado tu cuerpo mil veces en la mar océana,
donde navega esa nave capitana
pintada de los siete colores del más tierno amor...
Y allí toda tu recompensa por la que te proclamo
/ Puerto Dulce
de la esperanza de mi vida, es decir,
Puerto de la Generosidad y la Abundancia.
Es decir, Patria mía de la Noche y la impetuosidad.


Manuel Ruano
(Del libro Los Cantos del gran ensalmador,
Monte Ávila editores, Caracas, 2005)