martes, 6 de octubre de 2015

Microrrelato


MI TÍO SE FUE CONVIRTIENDO EN PÁJARO

Yo tenía un tío que era amaestrador de pájaros. Más bien, se parecía a un pájaro. Se la pasaba siempre pesando los alpistes y las hojitas de lechuga. Pero su conversación con los pájaros variaba en las tonadas, en el silbido o en la repetición de una palabra. Cada silbido, es cierto, era una ración de semillas que pesaba tanto como las palabras.

Cuando ponía su rostro junto a la jaula de los pájaros, me revelaba sus pensamientos. Creo que ese monólogo de los trapecios me indujo a más de un ritmo interior en mi aventura imaginaria. Así podría jurarlo. Y el tío se iba convirtiendo, poco a poco, en un pájaro. Hasta que un día lo vi comer alpiste. Y creo que se voló, desapareciendo del mundo de los vivos con alas de canario.

En cambio, este servidor, estaba hambriento de palabras; pero se quedó en tierra. Porque cada palabra es como una fruta y las frutas no vuelan...

---oo0oo---

(Texto Seleccionado para la Antología 
La Aventura de mi vida
del Premio Letras con Arte, España, 2015)





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