jueves, 1 de diciembre de 2011


Un poeta del siglo XVII en tierras del Perú

El poeta español Juan del Valle Caviedes

(Porcuna, España, nació 1652 y falleció en Lima, Perú, en 1698)

Llegó a América a temprana edad, tuvo una formación autodidacta, en la que deja sentir una fuerte influencia de Quevedo y de la poesía satírica barroca española. Parte de su producción se conserva en dos manuscritos fechados en 1689 y que tienen el título común Diente del Parnaso, que trata diversas materias contra médicos, de amores, a lo divino, pinturas y retratos, entre otros. Algunos de sus poemas son una sátira feroz contra los médicos y ponen de manifiesto la facilidad del poeta para la mordacidad y la burla, lo que le enfrentó a personalidades conocidas y relevantes del mundo colonial. Con humos negro, prodigó las imágenes conceptistas, las antítesis, los contrastes y las caricaturas del mundo vireinal, además de comentarios en versos sobre sucesos o circunstancias de la época y de autores que él consideraba malos o simplemente mediocres.

A UN POETA
Que de hacer versos le dieron seguidillas

Enfermo estás de tus obras,
puesto, Vicente, que miras
que adoleces por detrás
de unas malas seguidillas:
No son más limpias tus coplas
que el mal de tu rabadilla;
porque tus versos son caca,
tus rimas cacofonía.
Serás poeta perdido
si ahora las desperdicias,
pues pueden aprovecharte
si es que con ellas te limpias.
Mas nunca te han dado enojos
versos que tú tanto estimas,
que siempre vas a alabarlos
no a hacerlos de porquería.
Límpiate con la comedia
que hicistes el otro día,
que más parecióme toro
según chiflaban y reían.
también te puedes limpiar
el rabo con tus quintillas
de ciego: serán de tuerto
si tú el ojo en ellas aplicas.
No dirán que los poetas
sin fruto a escribir aspiran,
si tantas necesidades
socorren sus obras mismas.
Si el ojo del amo engorda
al caballo, qué rollizas
estarán tus coplas si
tú con tu ojo las miras!
Lee tus obras y no harás
penosas las medicinas,
si aquel que una copla aguarda
sufrirá dos mil geringas.(*)
Pon en consejo tu rabo;
te curará el camarista
Vásquez, que todo le es
hasta en la Cámara de Indias.
No te cures con su madre,
que sus ayudas malignas
son de costas, si por ellas
se quedan los que geringa.
Tus seguidillas imprime
el pañal de tu camisa
con tinta rubia, porque
no merecen otra tinta.
Milagros dícenme que haces
en puerca volatería,
que en palominos conviertes
los pollos y las gallinas.
Tus obras y lo que obras
todo es una cosa misma;
pues son tus letras tan sucias
que me parecen letrina.


Nota: (*) Así en el original

(De Diente del Parnaso, de Juan Caviedes, Editorial Garcilaso, Lima, 1925)

No hay comentarios: