viernes, 23 de septiembre de 2011

De Dante Alighieri

Soneto de la “Vida Nueva

Inciso XXVI

Es tan pura y gentil mi bien amada,

que sólo al verla saludar cumplida,

toda lengua enmudece estremecida,

y no se atreve a alzarse la mirada.

Así pasa, sintiéndose alabada,

benignamente de humildad vestida,

y es cual luz milagrosa descendida

para anunciar la celestial morada.

Muéstrase tan afable a quien la mira;

y vierte tal dulzura en nuestro seno,

que sólo quien la gusta la encarece.

Y entre sus labios palpitar parece

un espíritu suave y de amor lleno,

que va diciendo al ánima: suspira.

(Traducción de Leopoldo Lugones)

No hay comentarios: