domingo, 2 de enero de 2011

LAS CANCIONES DE BILITIS



Poemas de Pierre Louÿs



El árbol


Me he desvestido para subir a un árbol. Mis piernas desnudas
abrazan la corteza lisa y húmeda. Mis sandalias
caminan sobre
las ramas.


En lo alto, pero todavía bajo las hojas y a la sombra del calor,
me he sentado a caballo sobre una rama aparta
da, balanceando
mis pies en el vacío.


Había llovido. Gotas de agua caían y corrían por mi piel.
Mis manos estaban manchadas de musgo y los dedos
de mis
pies estaban rojos a causa de las flores aplastadas.

Sentía al hermoso árbol vivir cuando el viento pasaba a
través de él; entonces apretaba más las piernas y aplica
ba
mis labios abiertos sobre la parte musgosa de una rama.



El antro de las ninfas

Tus pies son más delicados que los de la argentina
Thetis. Entre tus brazos cruzados reúnes tus senos
o los acunas blandamente como dos bellos cuerpos
de palomas.

Bajo tus cabellos disimulas tus ojos húmedos, tu boca
temblorosa y las flores rojas de tus orejas; pero nada
detendrá mi mirada ni el cálido hálito del beso.

Porque en el secreto de tu cuerpo estás tú, Mnasidika
amada, que recelas del antro de aquellas ninfas de que
habla Homero, el lugar donde las náyades tejen paños
de púrpura.

El lugar de donde fluyen, gota a gota, unas fuentes
inagotables y donde la puerta del Norte deja descender a
los hombres, y donde la puerta del Sur deja entrar a los
Inmortales.

Bilitis

Una mujer se envuelve en lana blanca. Otra se viste
de seda y de oro. Otra se cubre de flores, de hojas verdes
de uvas.

Yo sólo sabría vivir desnuda. Amante mío, tómame
como soy sin ropas, ni joyas ni sandalias, he aquí Bilitis tal
como es.

Mis cabellos son negros de su negrura y mis labios rojos
de su rojo. Mis bucles flotan a mi alrededor libres como
plumas.

Tómame tal como mi madre me hizo una noche de amor
lejana y, si te gusto así, no olvides decírmelo.


(De Las Canciones de Bilitis, de Pierre Louÿs, Ediciones 29,
Barcelona, España)




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