Vivamos,
Lesbia mía, y amemos;
los rumores
severos de los viejos
que no valgan
ni un duro todos juntos.
Se pone y
sale el sol, mas a nosotros,
apenas se nos
pone la luz breve,
sola noche
sin fin dormir nos toca.
Pero dame mil
besos, luego ciento,
después mil
otra vez, de nuevo ciento,
luego otros
mil aún, y luego ciento...
Después,
cuando sumemos muchos miles,
confundamos
la cuenta hasta perderla,
que
hechizarnos no pueda el envidioso
al saber el
total de nuestros besos.
---oo0oo---
De Algunos versos más desvergonzados,
de Gayo Valerio Catulo
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