Sinfónicas
Richard Wagner:
ENSOÑACIÓN DE UN POETA FRANCÉS
Por
Stèphane Mallarmè
(1885)
Un poeta francés contemporáneo,
excluido de toda participación en los despliegues de belleza oficiales, por
diversos motivos, quiere, lo que mantiene como su tarea ejecutada o del
refinamiento misterioso del verso para solitarias Fiestas, reflexionar sobre
las pompas soberanas de la
Poesía, como no podrían existir conjuntamente con el flujo de
trivialidad arrastradas por las artes en
un falso simulacro de civilización. – Ceremonias de un día que yace en el seno
inconsciente de hacer de la multitud ¡casi un culto!
La certeza de no estar implicado, él
ni nadie de ese tiempo, en ninguna empresa parecida, lo exime de toda
restricción llevada a su sueño por el sentimiento de una impericia y por el
desvío de los hechos.
Su visión, de una rectitud
imperturbada, se arroja a lo lejos.
Para su satisfacción, y es lo menos,
acepta para tener en cuenta, solo, en el orgulloso repliegue de las consecuencias ¡Al Monstruo
Que no puede Ser! Aferra al flanco débil e ignaro la herida de una mirada
afirmativa y pura.
Omisión hecha de un vistazo sobre el
fasto, extraordinario, pero inacabado hoy de la figuración plástica, de la que
se desprende, al menos, en su perfección acabada; sólo la Danza es capaz, por su
escritura sumaria, de traducir lo fugaz y lo repentino hasta la Idea (semejante visión
comprende todo, absolutamente todo el Espectáculo futuro) este esteta si
considera el aporte de la
Música al Teatro hecho para movilizar su esplendor, no piensa
durante mucho tiempo más que en sí mismo… ya, cualesquiera fueran los saltos de
los que parta su pensamiento, experimenta la colosal aproximación de una
iniciación que surge más alta, que significa en las voces de adeptos: Tu anhelo
de antes, dentro de un momento, aquí, allí, ves, pobre, si no se lo ejecuta.